Lesión del tendón de Aquiles: causas, tipos y medidas de prevención

Rotura del tendón de Aquiles, la lesión que marca un antes y un después en la carrera de un deportista

Una de las lesiones más preocupantes en el mundo del deporte es la que se produce en el tendón de Aquiles. En este artículo conocerás los tipos de lesión que podemos tener en este músculo y las medidas de prevención para evitar este duro contratiempo.

Por Roberto Méndez  |  22 Febrero 2021

Hay lesiones graves, lesiones muy graves... y luego está la lesión en el tendón de Aquiles. El tendón de Aquiles o tendón calcáneo se sitúa en la parte posterior de la pierna, en el llamado talón de Aquiles. Se trata del tendón más fuerte y grande que hay en nuestro cuerpo, y tiene la función de unir el gastrocnemio y el músculo del sóleo al hueso calcáneo, por lo que es imprescindible a la hora de realizar movimientos. Por tanto, lesionarse del tendón supone decir adiós durante unos cuantos meses a toda actividad deportiva.

Lo hemos visto al más alto nivel competitivo, donde hemos sido testigos de dolorosas lesiones en el Aquiles que han terminado con la temporada de muchos profesionales. Por no hablar de que, a excepción de Kevin Durant, la mayoría de ellos nunca recuperaron la versión de antaño.

Para ser conscientes del riesgo de una afectación de este tendón, la importancia del Aquiles radica en que sus 15 centímetros de largo soportan hasta 12,5 veces el peso corporal, permitiendo que el resto de músculos que lo rodean realicen sus funciones. Aunque puede suceder de manera fortuita, la rotura de este tendón es muy propensa en aquellos deportes que requieren un gran esfuerzo y movilidad tanto en la zona del pie como el talón, ya sean el fútbol, el baloncesto, el ciclismo, el esquí, las carreras, el patinaje o el ballet, entre otros.

Una lesión del Aquiles se produce tras obtener una sobrecarga excesiva o degeneración en la zona de este tejido cuando un movimiento empuja con fuerza los dedos de los pies hacía arriba, así como cuando corremos o saltamos con fuerza. La rotura del tendón nos impedirá cualquier tipo de arrancada e impulso, la amortiguación de la caída tras salto, o frenar en seco tras una carrera. Además, esta lesión es más común en los hombres y tiene un proceso complejo de recuperación que, sin ser conscientes, puede llevarnos a recaer o sufrir más contratiempos en los músculos cercanos a esta zona.

El problema que nos encontramos en esta lesión, al igual que en la del sóleo, es que en ocasiones podemos no saber con certeza si tenemos una lesión o solo es una molestia puntual. Una ecografía, resonancia magnética o exploración física son las mejores opciones antes de seguir arrastrando los dolores. Forzar puede jugarnos una mala pasada y aumentar la gravedad de la lesión hasta el punto de rompernos.

Algunos de los síntomas de una lesión en el tendón de Aquiles son:

  • Dificultad para ponernos de puntillas
  • Dolor repentino en la zona del talón o pantorrilla
  • El pie no puede ni estirarse ni llevarse hacía atrás
  • Inflamación e hinchazón en la zona del talón
  • Molestia y dificultad a la hora de caminar con normalidad
  • Sensación de una patada en la zona afectada
  • Sonido característico de una rotura

Tipos de lesión en el talón de Aquiles

Aunque lo más común sea hablar de una rotura, esta zona llega a verse afectada por diferentes afecciones, lo que hace necesario un diagnóstico médico en vez de sacar nuestras propias conclusiones.

Las patologías que nos podemos encontrar son:

Cómo prevenir una lesión del tendón de Aquiles

Son muchos los factores que aumentan el riesgo de esta lesión, como la edad, el sobrepeso, el sobreesfuerzo o la ingesta de antibióticos o esteroides. O puede que haya sido simplemente mala suerte. Sea como fuere, el punto débil del mitológico héroe griego Aquiles es el mismo que tenemos hoy en día todo tipo de deportistas. Para evitar una derrota tan dura como la suya, es recomendable seguir estos consejos para fortalecer esa zona:

  • Calentar adecuadamente la zona del talón estirando los músculos de la pantorrilla para absorber más fuerza.
  • Aumentar la intensidad de los entrenamientos de forma gradual y no abruptamente.
  • Realizar una rutina de ejercicio variado donde se combinen deportes de alto y bajo impacto.
  • Correr en zonas propicias, evitando superficies duras
  • Llevar un equipamiento adecuado para las diferentes circunstancias climatológicas, con un calzado con buena amortiguación

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